Dra. Lourdes García Mollinedo
DICiM – CECAM

Soy la Dra. Lourdes García Mollinedo, cardióloga y profesora adscrita al DICiM – CECAM de la Facultad de Medicina, UNAM. Comparto con ustedes mi experiencia como docente a más de un año de la pandemia. 

La pandemia por COVID–19 fue realmente un reto transformador en todos sentidos. Recuerdo que todo fue súbito e intempestivo y que el departamento se movilizó con celeridad y efectividad. Cuando comenzaron las clases a distancia, fue desgarrador observar a mis alumnos de 4º grado que, si bien esperaban cursar clases presenciales y rotar en hospitales, ahora se veían frente a la computadora todo el día, con serios problemas tecnológicos y abatidos de espíritu. Parte de mi diagnóstico situacional, fue a través de una dinámica en Mentimeter®. La nube se comenzó a llenar de palabras de desaliento. La tristeza, frustración, preocupación, decepción, cansancio, miedo y desesperación abatían el espíritu colectivo en mi clase. Esto fue un estímulo suficiente, para elevar mis habilidades digitales y poder servir mejor y motivar a mis alumnos.

Iniciaron los cursos de capacitación a profesores para el manejo de clases virtuales, videollamadas interactivas, talleres de herramientas digitales incluyendo su acceso gratuito, además de capacitación sobre la estructura de la clase, confidencialidad, protección de datos, materiales y recursos de apoyo. Tomé un curso de herramientas digitales dirigido a estrategias didácticas según las habilidades cognitivas: Taller exprés “De lo presencial a lo virtual”.

El abordaje de los casos clínicos fue muy diferente. Implementé técnicas de telemedicina, recolección de datos de paciente a partir de smartphones, smartwatches, uso de tiras reactivas de diagnóstico; las tareas se transformaron. Fueron más efectivas a través de la incorporación de calculadoras avanzadas de riesgo cardiovascular; las apps de monitoreo de síndrome metabólico permitieron abordar hábitos alimenticios con menús interactivos, también se logró un manejo a distancia de pacientes con COVID– 19. Los casos 100% hospitalarios, como el síndrome coronario agudo, los abordé mediante telemedicina, videos y herramientas digitales para integración del ciclo cardiaco.

Durante la pandemia, hubo webinarios colaborativos entre la Clevaland Clinic, la Universidad de Stanford y el Colegio de Medicina de Arizona, quienes publicaron playlists y tutoriales en YouTube de técnicas de autoexploración física y apps de monitoreo remoto para asistencia al paciente. Comenzamos a recolectar datos: podometría, frecuencia cardiaca, ejercicio, sueño, tensión arterial, ritmo cardiaco, Sat 02, monitoreo de glucosa a través de smartphones. Una de mis alumnas, descubrió una app de uso de anticonceptivos basada en la Norma Oficial Mexicana que selecciona el tipo de anticonceptivo según el perfil del paciente.  

El estrés del docente y del alumno fue un tema toral a resolver. Además de manejar aspectos de familia, casa, trabajo, docencia, vida personal, entre otros, el manejo del estrés se convirtió en un factor crítico de éxito. La UNAM puso a disposición la ciclopista. El ejercicio, y profundizar en mi desarrollo espiritual me animaron todos los días. 

Mis alumnos estaban motivados y contentos. Me sorprendieron con los resultados de una tarea; solicité el diseño de un consultorio médico según las primeras 20 causas de atención médica de primer nivel en nuestro país. Presentaron modelos en 3D interactivos y renders con recorridos virtuales para la atención del recién nacido, para monitorear el crecimiento y desarrollo e incluyeron una línea de tiempo interactiva para la vacunación. 

Me nutrí de su entusiasmo, del gran nivel que iban adquiriendo, del avance en su proceso de integración clínico-básica. En fin, ha sido una grata experiencia haberme transformado junto con ellos. Nos ayudamos, nos motivamos, nos entendimos, nos unificamos y practicamos juntos el amor al prójimo. En tiempos de pandemia, fuimos más grandes que el COVID–19 ¡Y lo seguiremos siendo! ¡Porque nadie brilla más que todos juntos!